Habéis oído que se dijo a los antiguos: ojo por ojo y diente por diente.
Pero yo os digo que no no hagáis frente al que os ataca.
(En otras versiones es: no os resistáis al malo).
El ojo por ojo y diente por diente es la Ley del Talión (Deuteronomio 19,21) creada por Yavé Jehová para "los antiguos" (personas que responden a tal ley, sean creyentes en la biblia o no) de mentes aún reactivas(primitivas), aunque un ser humano aún no evolucionado ni libre de temor tampoco necesita una ley para vengarse (hacer justicia por sí mismo o tomarse la justicia por mano propia). Para eso basta algo que sí es un instinto natural: el orgullo. La palabra orgullo puede derivar de "orco", el orco que en la mitología romana es el demonio (demon yo, el CERBERO en el CEREBRO) que vigila la Puerta que una vez abierta por la conciencia con la llave del perdón libera el Umbral por el que la Paz y Luz del reino de los cielos se irradia al cerebro, al organismo y al mundo. De tal palabra "orco" deriva también "exorcismo" como el acto de "ex-pulsar al orco", práctica violenta basada en la fuerza bruta y muy común en las organizaciones pseudorreligiosas cuyos "exorcistas" son personas -que fueron niños y hermosos bebés- que aún no han quedado en Paz con su orco particular y por eso hacen la guerra al de otras personas. Mientras la venganza corresponde al antiguo testamento, Jesús transmite el Nuevo testamento: no hagáis frente al que os ataca, directamente asociado al perdón y el amor al enemigo. Nadie puede perdonar algo -esencialmente en sí mismo- por obligación de un mandamiento ni por el interés de ganar un premio, sino por sentimiento libre.
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Ahora mismo, seas "seguidor de Jesús" -o no-, dudas de esas palabras: no hagáis frente al que os ataca. Si te autoconsideras "seguidor de Jesús" entonces uno de los dos está en lo cierto: tú o Jesús. El hecho es que acabas de imaginar en tu mente una situación en la que alguien ataca a un ser indefenso (que puedes tú mismo o una niña -por no pensar lo típico de pensar en un niño-o un pueblo). Está ocurriendo ahora mismo en tu mente. Tú eres el diseñador y director de esa película. ¿Qué estás haciendo para impedir que ese ofensor (pensamiento producto de tu imaginación, y además hombre, no mujer) ataque a esa niña o ese pueblo (productos de tu imaginación)? ¿O el ofensor eres tú convirtiendo tus pensamientos en verdugos y víctimas, en ofensas e indefensas? ¿Puedes intervenir? ¿Acaso un director de una película puede intervenir en su película? ¿Qué estás haciendo para impedir que te vistas con el traje de "indefenso" ante tus propios pensamientos típicamente humanos? (¿buenos o malos?). Observa cómo el cerebro es el órgano más protegido del organismo. La Naturaleza lo ha envuelto en un cráneo para protegerlo de posibles golpes exteriores, pero la Naturaleza no puede proteger a las neuronas (ni al árbol de los nervios y a los sentimientos y a las emociones) de los golpes interiores procedentes de ti mismo con tus propios pensamientos que sin ser piedras, flechas o balas los conviertas en tales males (que no talismanes), lo cual no es más que una costumbre adquirida desde el momento en que la Puerta cerró el Umbral. De ahí aquel dicho popular de "El cielo está enladrillado..." aunque otra cosa es que la humanidad convierta a su mente en una burbuja enladrillada, una burbuja en el cielo.
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Atrás, Satanás, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres.
Marcos 8,33.
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Pero yo os digo que no os resistáis al malo.
Mateo 5,18.
Excelente Gavota.
ResponderEliminarMil gracias... ♥