Mateo 4,4:
No sólo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.Libro de Sabiduría 16,26:
No es la variedad de frutos lo que sustenta al hombre, sino tu palabra, que conserva a los que en tí confían.Nuestra razón no puede revelarnos qué es "Dios" ni "la boca de Dios" ni "la palabra que sale de la boca de Dios". Son expresiones alegóricas formadas por símbolos (Dios, boca, palabra, vivir) para conformar cierta idea de la realidad que no corresponde al terreno (terrenal) de la razón sino al aéreo -no terreno- de la intuición y la reflexión. La ingenuidad nos haría caer en la trampa de la literalidad y de que ciertas palabras escritas en cualquier idioma humano sobre el papel de un libro considerado "sagrado" o "La Sagrada Palabra de Dios" son realmente "la palabra de Dios". Por eso nos resulta absurdo lo mismo que pensamos: que unas palabras de un libro "sagrado" o esas mismas palabras pronunciadas por otra persona "sagrada" puedan alimentar a una mujer o a un hombre. Pero sí sabemos por experiencia que el hecho de que alguien nos diga palabras bonitas nos sirve como un bálsamo anímico, y las esperamos de otros porque pensamos que decírnoslas a nosotros mismos es un acto de egoísmo (pero pedir que nos las digan o esperar a que nos las digan. O que nos las digan). O ¿cómo podrían esas palabras "sagradas" alimentar a un bebé que no comprende aún el lenguaje humano? Es lógico que esa "palabra divina" no tiene nada que ver con la forma de comunicación ni de alimentación humana mientras cualquier elemento del universo sí la refleje, aunque no lo captemos a través de nuestro "ojo y oído humano".
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Pero... sí sabemos qué es un cuerpo humano, la boca de un cuerpo humano y las palabras que salen de la boca de un cuerpo humano. Y la persona que las piensa y las saca por la boca. Lo físico nos sirve para observarlo, deducir y comprender lo espiritual.
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El organismo usa la boca para respirar (oxígeno y dióxido de carbono). La respiración es un acto biológico del organismo, no un acto humano de la persona, pues no es voluntario; de hecho el organismo respira mientras la persona duerme en la cama o mientras "duerme" (inconsciente de que el cuerpo respira) trabajando en la oficina mientras mentalmente respira la ilusión del dinero que cobrará por el trabajo. Mientras el organismo respira por la boca, la persona puede usarla para realizar un acto voluntario: meter comida para alimentar al organismo (comer). Respirar y comer son dos actos vitales; la diferencia es que respirar es un acto continuo y gratuito, pues la Madre Tierra no pide nada a cambio del oxígeno, y por eso el cuerpo le devuelve más: CO2. Es más: el Planeta respira a través de sus Pulmones, los organismos vegetales y animales. Pero hay otro acto (este ya no vital) que la persona puede hacer voluntaria o forzosamente con la boca: hablar (mientras el organismo usa la boca para respirar el aire que se necesita para "hablar"). La garganta es la fragua de palabras, pero las palabras son reflejos de ideas fraguadas en la Mente. ¿Y si mezclamos el hablar con el comer? Interrumpimos el acto vital (sagrado) de alimentar el cuerpo al meter palabras en la boca y mezclarlas con el alimento, y muchas de esas palabras con sabor a miedo, odio, resentimiento, etc, y más si comemos las palabras un extraño, una persona periodista que habla a través del televisor y que informa de las "dramáticas" noticias del día en el mundo. ¿Quién, cuando come, recita las bellezas del Universo? ¿Quién habla maravillas de las papilas gustativas o de la lengua o la saliva o de las manos -los instrumentos naturales- con los que agarramos inconscientemente los cubiertos mientras ELLAS, las manos, los manejan a las mil maravillas, o el organismo respira sin cesar? Así, en la dimensión mental, la mente es la boca espiritual (no física), receptáculo de la palabra/alimento divino: vida. Y la transmisión y alimentación es tan continua como el acto de la respiración del cuerpo. Pero pensando -y además mecánica y convencionalmente-, que es hablar mentalmente, llenamos la boca mental de pensamientos humanos (como llenar la boca de palabras por hablar mientras comemos y mientras la boca ya está llena de comida), y así la mente no está pura, silenciosa, transparente, sino con impurezas. Otra cosa es observar al "pensador" y no ser él para que no hable lo que piensa y se le reste fuerza para pensar, para que deje de ser la Mordaza -y el Mordaz, el CRÍTICO- en la boca del espíritu CRÍSTICO silencioso, cristoalino. La pureza se transmite -igual que la impureza, ruido- a neuronas, emociones, células, sangre... pensamientos, palabras...
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Otra frase que puede apoyar esto es:
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Marcos 8:33
Atrás, Satanás, tus pensamientos no son los de Dios sino los de los hombres.
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Es decir, según esta frase, los pensamientos humanos son los pensamientos de Satanás (que podemos llamar "X" o "un@ mism@ parloteando"). También, según la metáfora del sembrador, la semilla representa a la palabra de Dios (Lc 8,11), o el reino de Dios es como la más pequeña de las semillas (Mt 13,32). Suficientes alegorías con elementos de la Naturaleza (semillas) como para reflexionar y trascender el pensamiento racional y literal.
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Un bebé no necesita procurarse el alimento porque su madre lo tiene preparado cuando lo necesita. Si el bebé estuviera durmiendo y sollozando, la madre no podría alimentarle. Así, el bebé "mujer y hombre" tiene gratuitamente el alimento espiritual, y por ello si guarda humilde silencio (dejando de parlotear mentalmente) en el templo de la mente entonces escucha la palabra espiritual y se alimenta de ella transmitiéndose a los pensamientos y al templo molecular, químico y físico (organismo, cuerpo) formado por átomos, moléculas, células, nervios, sensaciones, emociones...
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Que no se lamente la mente.