sábado, 9 de abril de 2011

Según el autor del libro del Génesis (capítulo 42), en tiempos de Jacob (Israel) había hambre en la región de Canaán. Si los hebreos pasaban entonces hambre era porque ni Yavé alimentaba a su pueblo, ni su pueblo se alimentaba de Yavé, de modo que Jacob/Israel decidió enviar a 11 de sus hijos a comprar grano en Egipto. Por entonces, José vivía prósperamente en Egipto con el favor del Faraón. José era uno de los hijos de Jacob, al que sus hermanos habían vendido a los ismaelitas madianitas (Gén. 37:27) que a su vez en Egipto lo vendieron al egipcio Putifar, eunuco del Faraón (Gén. 38:1). El Faraón propone a José que traiga a Egipto a su padre y a los hebreos y les promete darles lo mejor de la tierra de Egipto (Gén. 45:17-18). El propio Yavé le dice a Jacob que no tema bajar a Egipto pues hará de su descendencia un gran pueblo (Gén 46:1-2), así que Jacob emigró a Egipto. José dio propiedades a su padre y hermanos, pero el hambre se había extendido también a Egipto y se acabó el dinero. Entonces José y los egipcios y hebreos tuvieron que negociar: José les daría alimentos a cambio de ganados y tierras, y al quedarse sin tierras los hebreos declararon hacerse esclavos del Faraón (Gén 47). Es entonces cuando Yavé/Dios/Jehová entra en contacto con Moisés en el monte del Horeb (Éxodo 3), en Madián (en Arabia, al otro lado de la Península del Sinaí y del Mar Rojo. Moisés había huido de Egipto por matar a un egipcio). Yavé le propone que vaya a Egipto para liberar a su pueblo (los israelitas, Israel) y le dice que le comunique el Faraón que Israel es su hijo primogénito (Éxodo 4:22) y que amenace al Faraón con que, si no deja salir a Israel, él (Yavé) matará a su hijo primogénito, lo cual Yavé cumpliría (Éxodo 12:29).

El pueblo de Yavé tuvo que hacerse esclavo para poder sobrevivir. Yavé no podía mantenerles ni salvarles, y ellos no podían alimentarse de su Dios que les prometió la tierra prometida. También el Faraón le prometió a Jacob/Israel darles lo mejor de la tierra de Egipto (Gén. 45:17-18) a la que llegarían 470 años después, el tiempo del cautiverio (430 años) y de la travesía por el desierto de Sinaí (40 años), una tierra prometida que estaba en una pequeña región de un planeta que flotaba en el vacío sin suelo ni techo del Espacio del Universo.

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