martes, 3 de mayo de 2011

CAIFÁS y su idea de que "Cristo murió por el pueblo"

Caifás era el sumo sacerdote durante el tiempo que Jesús anduvo por Jerusalén. Caifás era saduceo, y los saduceos eran descendientes de Sadoc, descendiente de Leví, uno de los 12 hijos de Jacob/Israel, y la de Leví era la tribu de sacerdotes dedicados al culto de Yavé/Jehová. Los saduceos no creían en la resurrección de los muertos, y por eso reaccionaron contra Jesús cuando Jesús resucitó a Lázaro. El evangelista Juan cuenta que Jesús sabía todo lo que iba a sucederle (10:14) así como también Mateo (26:56) y Marcos (14:49). De hecho el propio Juan recurre varias veces a la fórmula de "Para que se cumpliera la escritura" (en 18:32, 19:24, 19:28 y 19:36). Según Lucas, las mujeres que habían acompañado a Jesús desde Galilea y vieron el sepulcro donde lo sepultaron, se encontraron con dos varones con vestidos deslumbrantes que les dijeron: "Recordad lo que os dijo estando aún  en Galilea, que el hijo del hombre debía ser entregado en manos de los pecadores, ser crucificado y resucitar al tercer día" (Lc 24). También, después de la resurrección, Jesús se encuentra en el camino a Emaús (a 13 kms de Jerusalén) con dos discípulos entristecidos por la muerte de Jesús y a los que, sin saber ellos quién era él, les dice "¿no era necesario que Cristo sufriera todo eso para entrar en su gloria?" (Lc 24:26). Al volver a Jerusalén se aparece a sus discípulos y les dice que era necesario que se cumpliera todo lo que estaba escrito acerca de él, que tenía que sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día (24:44-46). Lo que para Jesús fue necesario, para sus "seguidores" fue indeseable y dramático. Caifás sólo fue uno de los personajes de la cadena de acontecimientos que hizo que Jesús cumpliera su destino.

Cuando los sumos sacerdotes se enteraron de que Jesús había resucitado a Lázaro (capítulo 11) se reunieron en consejo (11:47). Los sacerdotes argumentaron que si dejaban actuar a Jesús la gente creería en él, llegarían los romanos y destruirían su templo y su nación (11:48). Caifás, basándose en esa suposición (excusa), decidió que les convenía que muriese un sólo hombre por el pueblo antes que pereciese la nación (11:50). Por el pueblo... para que el pueblo (judío) no se quedase sin nación. Así, Caifás profetizó que Jesús debía morir en lugar de la nación, y no sólo por la nación, sino para reunir a los hijos de Dios (11:52, 18:14). Esta idea de Caifás de que Jesús murió por el pueblo se mantendría entre el pueblo durante 2000 años en el futuro: la idea cristiana de que "Cristo murió por nosotros" (por el pueblo cristiano) aunque la intención de Caifás fue que muriera "por" el pueblo judío, la nación y el templo. Según Mateo (26:66), los sacerdotes lo declaran reo de muerte, y según Juan (11:53) desde aquel momento decidieron matarlo. Jesús sabía todo lo que iba a sucederle (10:14). Y como los sacerdotes no tenían poder político para ejecutar sentencias, necesitaban la intervención del gobernador. Los sacerdotes y los judíos enviaron a Jesús al palacio del gobernador. Éste les dice que lo juzguen con sus propias leyes, pero los judíos le responden que su ley no les permite condenar a muerte a nadie (18:31), aunque los sumos sacerdotes le habían sentenciado ya como reo de muerte (Mateo 26:66, Juan 11:53). Un discípulo de Jesús entra con él en el palacio del gobernador mientras Pedro se queda fuera con la portera (una criada, según Lucas). Ese discípulo era conocido del sumo sacerdote, y quizá fuera el testigo de la conversación entre el gobernador (Pilato) y Jesús. El gobernador le pregunta si es él es el rey de los judíos (18:33) pues su pueblo y los sumos sacerdotes le ha entregado a él, pero Jesús le responde que su reino no es de este mundo y que si fuera de este mundo sus súbditos lucharían para que no fuera entregado a los judíos, y le dice que él es rey. Antes, la portera le preguntaba a Pedro si él conocía a Jesús, y Pedro declaraba su primera negación, luego la segunda y luego la tercera. Según Lucas (capítulo 23), Pilato se aseguró de que Jesús era galileo y por ello era el asunto era de la jurisdicción de Herodes, de modo que lo envió a Herodes con quien estaban los sumos sacerdotes y maestros de la ley que acusaban duramente a Jesús, y a su vez Herodes se lo devolvió a Pilato. Éste convocó a los sumos sacerdotes, a las autoridades y al pueblo (Lucas 23:13). Pilato también hace tres declaraciones a los sacerdotes de que no ve culpa alguna en Jesús (Juan 18:38, 19:4, 19:6). Los sumos sacerdotes gritaron que lo crucificase (19:6). Según Mateo (27:19-20) la mujer de Pilato le dijo que no resolviera nada contra ese justo porque ella había sufrido en sueños por causa de él, y los sumos sacerdotes y los ancianos convencieron a la gente que pidieran la muerte de Jesús. Pilato aún buscaba la manera de dejarlo en libertad (Lucas 23:20, Juan 19:12) y los judíos le presionaron diciéndole que se haría enemigo del césar si dejaba a Jesús en libertad pues todo el que se hacía rey estaba en contra del césar.

El humano, la persona, Pilato, se ve en el dilema de elegir entre su deseo humano -liberar a Jesús- o cumplir con su deber como profesional, político, hacer lo pública y políticamente (y religiosamente) correcto: no enemistarse con su jefe, el césar, ni con la autoridad religiosa. Los judíos también piden que lo crucifique (19:15) y los sacerdotes le dicen que no tienen más rey que el césar (19:15), no el Mesías, pues de hecho no creían que Jesús lo fuera, o sí pero no les interesaba aceptarlo por no abandonar su poder. Mateo (27:24) es el que cuenta que Pilato, al ver que no podía conseguir nada sino que aumentaba el alboroto, se lavó las manos declarando ser inocente de la sangre de Jesús. Un gesto de sinceridad, pues quien deseaba la muerte de Jesús eran los sacerdotes y los judíos. Y el pueblo (el judío, no el cristiano, pues éste aún no existía) sí se hizo responsable diciendo: "Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos" (Mateo 27:25). Por fin, el gobernador entrega a Jesús a los sacerdotes y a los judíos, de modo que los sumos sacerdotes lograron su deseo: que los judíos siguieran siendo su pueblo y su sustento engañados con la excusa de que Jesús había "dado su vida"(muerto) por la vida de ellos (pueblo) y de su nación, por haberla "salvado" de una destrucción por parte de los romanos (Juan  11:48). Según Lucas, después de la resurrección, Jesús se encuentra en el camino a Emaús con dos discípulos a los que, sin saber ellos quién era él, les dice "¿no era necesario que Cristo sufriera todo eso para entrar en su gloria?" (Lc 24:26).  Muerte y resurrección que Jesús decía que sabía que le iba a ocurrir, de modo que en la perspectiva de Jesús no ocurrió nada "incorrecto" dentro de lo él "sabía" de su destino. Y en la perspectiva de los sumos sacerdotes, estos también lograron su objetivo y deseo: quitarse de enmedio a Jesús. En cuanto a los judíos, no encontraron lo que esperaban, pues ellos esperaban al Mesías, aunque en esto intevinieron también los sumos sacerdotes (tal como cuenta Mateo en 28:11-15) al sobornar a los guardias del sepulcro diciéndoles que hicieran correr el rumor de que Jesús no había resucitado sino que los discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras ellos dormían. Pero de haberse dormido no podían haber visto a los discípulos.

Jesús murió por decisión de los sacerdotes, no por amor a ningún pueblo (ni el entonces "pueblo judío" ni el futuro "pueblo cristiano" que aún no existía) ni por "salvarle". Según Mateo 26:4 y Lucas 22:2, la razón de los sacerdotes fue que necesitaban  quitárselo de enmedio. Ellos y Caifás y los judíos (en fin, todos los personajes) eran las partes necesarias en la cadena de acontecimientos que hizo que Jesús cumpliera su destino.

Según Lucas, después de la resurrección, Jesús se encuentra en el camino a Emaús (a 13 kms de Jerusalén) con dos discípulos entristecidos por la muerte de Jesucristo y a los que, sin saber ellos quién era él, les dice "¿no era necesario que Cristo sufriera todo eso para entrar en su gloria?" (Lc 24:26). Al volver a Jerusalén se aparece a sus discípulos y les dice que era necesario que se cumpliera todo lo que estaba escrito acerca de él, que tenía que sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día (24:44-46). Esto sugiere la idea de que un guión ya estaba escrito y lo que Jesús estaba viviendo era una película ya rodada y en la que él volvía a intervenir y de la cual sólo él sabía, y sabía qué iba a suceder, así que sabría que no podía evitar que "el guión" se cumpliese: la demostración del temor del poder religioso ante una persona que dice y hace ignorando cualquier "autoridad" religiosa y conversando con los sacerdotes y fariseos cara a cara y sin tapujos (incluso con palabras que les ofenden) y describiéndolos por costumbres y detalles conservadas hasta la modernidad, como cuenta Mateo en el capítulo 23 o Lucas en el 11:37-54. No era Jesús el verdadero peligro para la estabilidad del poder sino lo que decía y hacía (palabras y actos, llamados "milagros") y Jesús lo sabía y sabía que no podía evitar tampoco las consecuencias futuras (los 2000 siguiente años) desde la intervención de los sumos sacerdotes tratando de conservar y perpetuar su poder. Y en cuanto a los "milagros", Juan dice que Jesús no se fiaba de los que decían que creían en él por ver dichos milagros (Juan 2:23-24). La muerte de Jesús no fue por amor de Jesús al pueblo (ni el entonces "pueblo judío" ni el futuro "pueblo cristiano" que aún no existía) ni por "salvarle" sino porque los sacerdotes necesitaban quitárselo de enmedio (Mateo 26:4, Lucas 22:2) y la excusa necesaria e imaginaria fue que si Jesús seguía actuando los romanos podían llegar y destruir el templo y la nación. Así que la idea de que "Jesús muriera para salvar al pueblo" fue del sumo sacerdote Caifás, el personaje que decidió que les convenía que muriera un hombre por el pueblo antes que el Pueblo de Yavé (la nación judía) al que, permaneciendo "vivo", le esperaba el destino que tendría durante 2000 años más en los que surgió otro "Pueblo de Yavé": los cristianos/católicos, el siguiente "Pueblo de Dios" que adoptaría a Jesús como héroe y mártir (Dios) considerando a los judíos (no a los sacerdotes) responsables de su muerte aunque no "provocadores" necesarios de su muerte, pues para resucitar es necesario morir. Lo que para Jesús era necesario, para sus "seguidores" era indeseable y dramático por no comprenderlo al no tener la suficiente percepción de la realidad. Sacerdotes, Caifás, judíos... personajes necesarios en la cadena de acontecimientos que hicieron que se cumpliera lo que estaba escrito de Jesús, según las Escrituras.

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