El que meta la mano
conmigo en el plato
ese me entregará.
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Son palabras de Jesús durante su última cena. La recreación de la "Última Cena" es realizada muchas veces cada día durante el rito de la misa en las iglesias de la sociedad religiosa moderna. Se le llama eucaristía o comunión. El sacerdote no celebra el rito precisamente la última vez (la última cena) ni sus fieles son invitados por última vez, a no ser que el fiel lo decida por sí mismo, acepte ser juzgado por ello por sus "hermanos", muera a su condición antigua y resucite renovado por la práctica del perdón propuesto en el nuevo testamento, pues el perdón (liberación) es la llave a la vivencia en presencia del Amor Crístico. El sacerdote y sus fieles consideran que la hostia es "el Cuerpo de Cristo". Al principio el "Cuerpo de Cristo" está en el plato (la patena). Después, el sacerdote mete la mano con el hijo del hombre (con-migo) en el plato, lo come y luego lo entrega a sus fieles para que lo coman. El hijo del hombre -la hostia como símbolo así considerado por el propio sacerdote y fieles-, es entregado por el sacerdote a los fieles. Mientras, mantienen la idea de que Judas fue el traidor que entregó a Jesús, el cual predicaba la práctica del perdón, un perdón que la Iglesia de Roma (de Pedro) convirtió en su cruz del resentimiento al no darle ese perdón a la figura de Judas, un chivo expiatorio para una casta sacerdotal necesitada de dinero y sus correspondientes fuentes (personas, clientes).
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El pasaje de Mateo continúa así:
¡Ay de aquel por quien el hijo del hombre sea entregado!
¡Ay de aquel por quien el hijo del hombre sea entregado!
Mas le valiera a ese hombre no haber nacido.
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Jesús ya sabía que iba a ser entregado, y lo anunció 3 veces a sus discípulos, y supuestamente ya sabía lo que pasaría en la sociedad religiosa humana durante 2000 años.
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El que meta la mano
conmigo en el plato
ese me entregará.
conmigo en el plato
ese me entregará.
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