Jesús sabía que los sumos sacerdotes, los fariseos y los judíos iban a condenarlo a muerte. Eso lo anunció Jesús hasta tres veces a sus discípulos: crónica de una muerte anunciada por triplicado, aunque también un triple anuncio de su resurrección. En varios momentos se recuerda que lo que ocurría era lo previsto por los Profetas como Isaías, Jeremías, Ezequiel o Zacarías, como en Juan 18,32 19,24 19,28 y 19,36. Era un guión de una película, y según sus anuncios con antelación, Jesús tenía que conocer el guión y el propósito de las circunstancias, como por ejemplo que, para resucitar, lógicamente tuviera que morir, de modo que debían darse las circunstancias necesarias para ello, las mismas señaladas por los Profetas, los que pre-ven el futuro, o sea, los que han visto la Película, o los que conocen las reacciones lógicas de la mente interesada temerosa de perder su poder y dinero (el de los sumos sacerdotes). Quizá el sentido de la película fuera ese: en reconocer la Verdad a través del análisis de tal historieta que refleja los ires y venires de la psicología humana en sus aspectos de "el poderoso", "el sometido" (ambos esclavos) y sus razones, como dinero, miedo, etc.
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Además de estas circunstancias, estaban las propias razones de los propios sumos sacerdotes y fariseos: mantenerse en el poder a base del dinero convenido con el estado (el césar) a cambio de mantener cerrada (con el temor y la ignorancia) la Puerta Interior de la gente para que el Cristo no se manifestase desde "el Interior" (conciencia libre, consciente) y la gente, sin la luz de la inteligencia crística, fuese incapaz de reconocer verdaderamente al Cristo bajo una forma física ("Cristo exterior") pues sólo el Cristo se reconoce a sí mism@. El pacto o alianza de siempre entre estado y casta sacerdotal -política y religión organizada unida por el interés económico-, es el mismo pacto de tiempos antiguos, medievales y modernos. Los sumos sacerdotes declaran abiertamente su alianza con el estado al decir que su único rey es el césar (Juan 19,15) contradictoriamente al servicio a Dios (como tales sacerdotes) al que no tienen como rey pues tienen al césar -y a su dinero- como único rey. Los fariseos se burlan de Jesús cuando les dice que no se puede servir a Dios y al dinero, que lo que se estima tanto entre los hombres -como el dinero- no tiene valor alguno ante "Dios" (la gratuidad, Lucas 16,14). Por varias razones los sacerdotes y los judíos no reconocen a Jesús -ni a Cristo- como su rey y menos cuando Jesús le dice a Pilato que este mundo no es de su reino (Juan 18,36), de modo que un hijo del mundo tiene como rey a uno -otra persona mortal, o algo como dinero- que es de algún reino del Reino del Mundo.
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Con todo, los sumos sacerdotes necesitaban eliminar cualquier elemento que pusiese en peligro su poder de intimidación (cerradura de la Puerta) sobre las gentes, y con ello asegurar su abastecimiento de dinero de manos del estado/césar. Y el verdadero y único elemento que podía amenazarles era el propio mesías, del cual sabían que no podían evitar que se colase en su mundo en el que tenían en su poder a las gentes (umbrales crísticos cerrados) como garantía de ingresos económicos. También el poder político lo consideraba una amenaza. De hecho, el rey Herodes decide matar a los niños de Belén menores de dos años, aunque para entonces el niño Jesús ya estaba en Egipto. Tal trama es típica de muchas historias de libros y películas que podemos leer y ver en la televisión y el cine: la profecía que anuncia el nacimiento del elegido que liberará al pueblo oprimido por el poderoso (esclavo de esclavos) que, así, al perder a sus esclavos, pierde su apoyo y su "poder". En la película Mátrix, el elegido libera a la especie humana del poder de las máquinas, un poder que la humanidad moderna realmente cede inconscientemente a la tecnología ante la seducción de sus "ventajas".
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Los judíos -cuyos líderes eran los sumos sacerdotes- declaraban tener una ley según la que
el que se hacía hijo de Dios, debe morir (Juan 19,7). Tal ley la crearían los sacerdotes para asegurarse su estatus al "protegerse" de alguien a quien ellos mismos reconocen como el mesías, aunque expresen que no les interesa. El conflicto entre los judíos (y sumos sacerdotes) y Jesús comienza cuando Jesús está en Jerusalén y cura a un enfermo (Juan 5). Ese día era sábado, como en otro momento narrado en Juan 9,16. Los judíos, fariseos y sumos sacerdotes consideraban "sagrado" el día del sábado durante el que su ley prohibía curar, y por eso entendían que Jesús había violado o profanado el
día santo consagrado al Señor (ver
Isaías), es decir, que Jesús se había salido
fuera de lo sagrado, pues tal es el significado de "profanar" (pro = fuera de; fanum = templo). Los judíos consideraban el sábado igual como se considera modernamente: un periodo cronológico de 24 horas, un día de la semana (que en la realidad espacial y física es un giro de la Tierra durante el que recorre una distancia de 2'6 millones de kms en el Espacio). No les interesaba -o no comprendían- el concepto espiritual de
sábado o
sabbath como el continuo
descanso espiritual del alma, estado en el que existe en la Verdad y reconoce y comprende el juego del hombre perdido en el mundo; el espiritual es un
descanso que nada tiene que ver con el descanso del cuerpo y la mente como estado alternativo de la dualidad
descanso/cansancio propia de la actividad humana de supervivencia (a falta de tener abierta la Puerta Interior por la que el Cristo -la Vida- entra en el mundo). También querían matarlo porque Jesús, tras "trabajar" o curar al enfermo, les responde que como
mi padre no deja de trabajar, él también trabaja, y los judíos le acusan por llamar "Dios" a su propio padre haciéndose igual a Dios (Juan 5,17:18). También en Juan 10,33:34 le juzgan de blasfemia por, siendo hombre, hacerse Dios, mientras Jesús les recuerda la ley de los propios judíos en los Salmos 82[81],6 en el que el Señor dice: "
Yo dije: sois dioses" (Juan 10,34:
¿No está escrito en vuestra ley? Yo dije: dioses sois). Así que entendían que Jesús profanaba el sábado, pecaba al llamar "Dios" a su padre y hacerse igual a él. Eran tres excusas convertidas en "ley sagrada y divina" por los líderes religiosos, fariseos y sus fieles judíos para poder blindar y asegurar su poder y su dinero, y siempre creyendo que Jesús era el enviado del
Cristo, la Verdad. No tenía importancia que condenasen a Jesús, lo cual Jesús ya sabía. Lo importante es percibir la capacidad de la psique humana para defenderse con sus propias leyes, contradecirse y negar las evidencias al cegarse en la necesidad de dinero por la urgencia de sobrevivir y el miedo a la muerte y la desaparición (lo cual ya es estar
desaparecido de la paz espiritual, divina, eterna, en la que fluye la energía libremente).
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Así mismo los sumos sacerdotes entendían que el mesías había de nacer en Belén (Mateo 2,5) según la escritura del profeta (Belén es población de la región de Judea o Judá). Luego (como en Juan 7,14) los sumos sacerdotes, interesados en que Jesús no fuera el mesías, declaran creer que viene de Galilea (donde está Nazaret) y que por ello no sería el mesías que debía venir de la estirpe de David y de Belén (donde también nació David). José, el compañero de María, sí era descendiente de David (cuyo padre era Jesé).
(David es el personaje que, durante el reinado de Saúl, venció al gigante filisteo Goliat. Fue rey al morir Saúl, conquistó Jerusalén llamándola "Ciudad de David" y tuvo varios hijos e hijas con varias mujeres -algo teóricamente inaceptable por la moral católica/cristiana- y mató al esposo de una de ellas -Betsabé. Puede leerse la hitoria de David a partir de 1 Samuel 16).
Según los evangelios, María queda encinta en Nazaret (en Galilea) y da a luz a Jesús en Belén (en Judea), y los sacerdotes decían que Jesús venía de Galilea. Así, eliminando la primera condición, la segunda condición -que Jesús fuera de la estirpe de David- no tenía que preocuparles.
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Pero Jesús propone a los maestros de la ley la cuestión de que si David llama "Señor" al mesías(el cristo), ¿cómo puede ser el mesías(el cristo) hijo de David? (Mateo 22,41:46) ¡o David padre del mesías(del cristo)! Jesús -que no es el espíritu- declara que Padre sólo hay uno, el celestial (el del cielo) tras recomendar a sus oyentes que no llamen padre -ni rabí- a nadie en la tierra (Mateo 23,9). Llamar "padre" (o pastor) es costumbre entre los fieles católicos y/o cristianos al referirse a sus líderes religiosos (padre) y al Papa ("Padre Santo") que llaman a sus fieles "hijos" (u ovejas) mientras la teoría moral cristiana dice que "todos los hombres son hermanos e iguales", lo cual no es posible en organizaciones creadas por hombres, pues son estructuras jerarquizadas.
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La idea de que el Cristo -no Jesús- fuese descendiente de David significaría que Cristo sería descendiente de José y de que José sería su padre, o sea, Dios. Pero hasta los propios cristianos creen que el Padre de Jesús es Dios (y otros cristianos creen que es el mismo Dios, e hijo de David), aunque el dogma de la Iglesia obliga a los católicos a creer que José era padre de Jesús para poder dar fuerza al modelo de "sagrada familia divina" en base al cual dar valor "divino" a la institución familiar (nodo económico) creada por la Iglesia. Todo lío está para ser desliado. ¿Podría la Iglesia haber creado sus instituciones sin excusas "divinas"? Lo que está claro es que sin dinero, no. Y el dinero es del Estado.
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José sí era descendiente de David. Si el cuerpo de Jesús no fue semilla humana (esperma) de José sino espiritual, entonces no tiene ligazón con José -último descendiente- ni con Jesé -raíz de la descendencia del cual viene la expresión "el tronco de Jesé". Y si el cuerpo de Jesús fue semilla humana de José, entonces sí sería descendiente de David y nacido en Belén, de modo que los sumos sacerdotes, obedeciendo a las escrituras, debían aceptarlo como mesías, aunque para no hacerlo argumentan que viene de Galilea (Juan 7,14). Sólo uno de ellos, un fariseo justo, Nicodemo, recuerda a sus colegas que su ley también dice que no se permite condenar a alguien sin haberlo escuchado (Juan 7,50) pues ellos tachan de maldita a la gente que no cree en sus leyes (7,49), pero sus colegas insisten en que Jesús viene de Galilea (donde está Nazaret), no de Belén de Judea.
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Que el cuerpo de Jesús fuera semilla humana o no lo fuera, o fuera descendiente de José y de David o no lo fuera, el caso es el Cristo no lo es, porque es el espíritu, pues no desciende de la materia orgánica (semilla humana).
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Después de una serie de discusiones entre los judíos y Jesús en las que se lanzan entre sí acusaciones de estar endemoniados, los judíos lo apresan y lo entregan primero al sumo sacerdote Caifás y su tribunal -la inquisición que luego se reproduciría en la Iglesia cristiana romana. Caifás le pregunta si es el mesías, el hijo de Dios. Los judíos -que tenían a los sumos sacerdotes como líderes religiosos, y de hecho en el libro de Juan son llamados "sumos sacerdotes de los judíos"- tenían una ley según la cual el que se hace hijo de Dios debe morir (Juan 19,7, Juan 5,17:18, Juan 10,33), aunque también otra según la que no les está permitido condenar a muerte a nadie (Juan 18,31). Sin embargo Caifás y sus sacerdotes condenan a Jesús a muerte, si bien no lo ejecutan físicamente sino que se lo entregan al político, el gobernador Pilato. Supuestamente la conversación entre Pilato y Jesús fue privada, de modo que los evangelistas no deberían haberla conocido, a no ser que hubiese algún testigo que hubiese escuchado y transmitido después a los evangelistas. ¿Acaso el propio Jesús después de resucitar? El caso es que Pilato no ve en Jesús motivo para condenarle y por eso busca dejarlo en libertad. No obstante los judíos intimidan a Pilato diciéndole que si deja en libertad a Jesús demostrará no ser amigo del césar, y que Jesús está en contra del césar porque todo el que se hace rey va contra el césar (Juan 19,12). De hecho, Jesús había declarado a Pilato que él era rey, aunque no de este mundo ni, por tanto, de los judíos, ni tampoco, por lógica, contrario al césar. Los propios sumos sacerdotes de los judíos confirman que Jesús no es su rey pues declaran que su único rey es el césar (Juan 19,15) mientras también dicen servir a Dios. Pero a lo que realmente sirven es al dinero. De hecho Lucas los refiere como "amigos del dinero", el cual obtienen en sus relaciones con el césar (el estado), que es su único rey.
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Con todo, el poder religioso (sumos sacerdotes) y político (el gobernador) deja la decisión de ejecución física de Jesús en manos del ingenuo pueblo, el cual decide basándose en la anterior sentencia de la autoridad religiosa: los sumos sacerdotes, que se autojustifican en su propia ley destinada a perpetuarlos en el poder. No hubo nada de injusto ni de capricho en todo esto que era parte de la historia que estaba escrita por los profetas en las Escrituras: "Para que se cumplieran las Escrituras", como señala Juan en 18,32 19,24 19,28 y 19,36 y en otros pasajes. La ley divinizada era la defensa del líder religioso para no tener que renunciar a su poder en el caso de que se le presentara el propio mesías en el cual le interesaba creer aparentemente, pues lo que realmente le interesaba es que sus fieles creyesen que el mesías vendría en el futuro, pues así el sacerdote podía, en el presente, cerrarles la Puerta Interior para que el Cristo no se manifestara en el mundo; esa cerrazón era el tiempo durante el que el Cristo "no llegaba", aunque en el caso -incontrolable- de que llegara, el poder religioso le podía condenar según la "ley sagrada" si llegaba a declararse hijo de Dios o mesías. Por eso los sacerdotes le hacen la pregunta a Jesús directamente: "¿Eres tú el mesías, el hijo de Dios?". Así que si los sumos sacerdotes condenaron a muerte a Jesús ¿era porque creían que Jesús era el mesías o porque no lo creían? Si hubieran creído que NO lo era, entonces no tendrían razones para eliminarle, pues no verían en él ningún poder ni peligro de abrir la Puerta Interior de las gentes del pueblo. Y si creyeron que sí era el mesías, entonces condenaron al que ellos creían que era el mesías, cosa que les interesaba para poder quitárselo de encima. También los cristianos -o incluso no cristianos- entienden lo mismo que los sumos sacerdotes: que Jesús es el mesías. La diferencia es que para el no cristiano eso es un cuento y una tontería, pero el cristiano no condena a Jesús a muerte, aunque sí me condenarían a mí -o se reirían- si yo dijera "Yo soy el mesías, el hijo de Dios", especialmente si no tengo el mismo rostro que se imaginan, si no soy de raza blanca y si no me llamo "Jesús". Que Jesús fuera el mesías o no es cuestión de opinión personal. No es cuestión de la Verdad Universal porque ésta precisamente no puede estar dividida ni establecida por la mente humana, así que es una cuestión secundaria. Lo cierto es que era Jesús, el cual había anunciado 3 veces a sus discípulos la condena de los sacerdotes... para que se cumpliesen las Escrituras de los Profetas (Juan 19,36). Por esto la circunstancia de la "crucifixión" no es utilizable como arma arrojadiza contra ningún "enemigo".
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En cuanto a la respuesta de Jesús a Caifás, los cuatro evangelistas dan versiones diferentes: "Tú lo has dicho" (Mateo), "Yo soy" (Marcos), "Vosotros lo decís: Yo lo soy" (Lucas). La expresión "Tú lo has dicho" no significa "sí, soy el mesías" sino "eso lo has dicho tú", como en "vosotros lo decís: yo lo soy", o sea "vosotros decís que yo lo soy". O la expresión "Yo soy" es la declaración de la verdad de lo que cualquier ser humano es auténticamente (sin nombre ni etiquetas de más): "Yo soy". De hecho... Yo soy, que es la verdad acerca de mí (en idioma humano castellano escrito). Por otro lado, según Lucas, Jesús dice antes: "Si os lo digo [si soy el mesías], no me vais a creer, y si yo os pregunto, no me vais a responder". Así que, como no le iban a creer, Jesús no les dice que es el mesías. Si se acepta el principio que sólo el cristo se reconoce a sí mism@, toda persona que dice no ser el cristo y a la vez dice saber quién es el cristo, entonces realmente no lo sabe. Y si no se acepta tal principio, toda persona puede "saber" quién es el cristo.
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Después de entregarlo al tribunal de Caifás, le entregan al gobernador, Pilato. Cuando éste le pregunta a Jesús si es el rey de los judíos (Lucas 23,3) Jesús le da la misma respuesta que a los sumos sacerdotes: "Tú lo has dicho" o "Tú lo dices" (los magos que habían llegado a Jerusalén también creían que Jesús era el rey de los judíos -Mateo 2). Pilato entiende que Jesús le está confirmando su pregunta y por eso graba en la cruz las palabras "Jesús Nazareno, el Rey de los Judíos" (Juan 19,19). Luego, los sumos sacerdotes de los judíos le proponen que escriba lo que ellos dicen que Jesús dijo: "Soy rey de los judíos".
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Según Lucas, Jesús es enviado después ante Herodes, el cual quiere que ver algún milagro de Jesús, en presencia de los sumos sacerdotes y los maestros de la ley, y al no conseguir nada, Herodes se lo devuelve de nuevo a Pilato.
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Todo esto sucedió para que se cumpliera la Escritura (Juan 19,36).